LA LEYENDA DE LA YERBA MATE
LEYENDAS ARGENTINAS: LA YERBA MATE
Leyenda de la yerba mate
Contaban los ancianos que a la vera
de un arroyo, en medio de la selva misionera, se había detenido un indio de
mucha edad que, agobiado por el peso de los años, ya no podía seguir a su
tribu.
Los suyos siguieron su camino, el
natural deambular de los guaraníes, que no se asentaban en un lugar más allá de
lo que duraba una cosecha. Quedaron entonces el anciano y su hija, la hermosa
Yarí, que no quiso abandonarlo, solo en la espesura del monte.
Una tarde llegó hasta su refugio un
extraño viajero, que hablaba el mismo idioma que ellos, pero a quien su traza y
sus ropas lo hacían ajeno a la región y a la raza. Yarí y su padre asaron un
acutí y convidaron al extraño con ese y otros humildes manjares que les
brindaba el monte.
Al recibir tanta hospitalidad y esfuerzo
de parte del padre e hija, el visitante, que no era otro que Tupá (el Dios del
bien), quiso recompensarlo para que
pudieran dar siempre un generoso agasajo a sus huéspedes y aliviar sus largas horas de soledad.
pudieran dar siempre un generoso agasajo a sus huéspedes y aliviar sus largas horas de soledad.
Hizo brotar Tupá una nueva planta en
la selva y nombró diosa protectora de ella a Yarí. Les enseñó a secar sus ramas
al fuego y preparar una exquisita infusión que repondría las fuerzas de quien
la tomara y haría las delicias de sus visitantes. Quedó pues la planta bajo la
tierna protección de la hermosa joven, que fue desde entonces Caá Yarí,
custodia de los yerbales y su fruto.
El regalo de Tupá, la infusión vivificadora, no era otra cosa que
nuestra yerba mate.
Nube de palabras: La yerba mate
Nube de palabras: TRADICIONES ARGENTINAS
Alumna: Maria Andrea Simon
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